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Aquí lo tenéis: nada menos que Miracleman, creado por Mick Anglo en 1954, bajo el nombre de Marvelman (el cambio se debió a un conflicto de intereses con Marvel). Pero en esta entrada vamos a dedicarnos a la resurrección del personaje años después, en 1982, de la mano de un conocido ya en este blog: Alan Moore. Michael Moran se convierte de manos de este escritor en un personaje de mediana edad, casi gris, confundido por sus recuerdos, que intenta llevar una vida normal con su esposa Liz, hasta que se ve envuelto en misteriosas conspiraciones, viejos conocidos y nuevos peligros al descubrir que es un superhéroe que nadie puede recordar. Y es que, al contrario que en otros títulos del género, Miracleman no está enmarcado en un universo lleno de otros humanos con poderes, así que es él mismo, al menos al principio, quien debe investigar cómo funcionan y descubrir qué hacer con ellos, lo que sirve a Moore para renovar toda una serie de clichés del personaje original, ya caducos; renueva el género utilizando un enfoque lo más realista posible. Entrelazando realidad y el mundo fantástico de los superhéroes, Moore trata temas como la lucha del bien y del mal, la utopía social y la violencia.
Habréis notado que al inicio no hemos mencionado, como es habitual, al dibujante. La omisión no es al azar, responde al hecho de que fueron muchos los artistas que participaron en esta etapa de Miracleman: Garry Leach, Alan Davis, Chuck Beckum, Rick Veitch y John Totleben. A pesar de tener estilos distintos, todos coinciden en aportar un toque oscuro y realista, si bien se valen de esas diferencias para realzar el significado de la obra en el momento concreto en que participan. En esta ocasión, pues, pondremos dos viñetas, para que podáis apreciar mejor los estilos:
Animaos a leer esta obra maestra del cómic europeo, que además se reedita por fin tras veinte años. Prometemos que lo vais a disfrutar ¡Gracias por seguir con nosotros una semana más! ¡Feliz semana!
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